Señor, Bendito seas por estar a mi lado en todos los momentos de mi vida sin haberme percatado de tu presencia en ella levantándome de mis caídas.
Quiero vivir apegado a tus enseñanzas que son una revelación de amor del Padre y que sirven para protegerme y consolarme en el tiempo de la prueba.
Quiero consagrarme a tu Palabra que sana, recibir de ella la fuerza para proclamar la esperanza de albergar una vida plena contenida en tu Reino.
Por seguirte, muchos estarán en mi contra, otros me odiarían y se alejarán de mí, pero no temeré, porque tu Espíritu irá conmigo consolándome y fortaleciéndome.
Quiero que tu Palabra haga cuna en mi corazón y pueda darte frutos de conversión, frutos de amor, sobre todo con los míos y los que más quiero.
Como testigo de tu misericordia, anhelo que otros sientan la alegría de vivir la felicidad verdadera que solo puede ser encontrada en Ti.
Aquí me tienes Señor, me pongo en tus manos, en los brazos de mi Padre, en la presencia del Espíritu Santo para que me llenes de valentía y sabiduría.
Confío en que soy uno contigo, en que nunca me dejas sólo y en que me llenas de valor para derrotar todas mis dificultades para salir adelante. Amén