El Prefecto de la Secretaría para la Comunicación, Mons. Edoardo Viganò, ha presentado su renuncia este miércoles 21 de marzo y el Papa Francisco la ha aceptado, según informó la sala de prensa de la Santa Sede por medio de una declaración de su director, Greg Burke.
Hasta el nombramiento del nuevo Prefecto, la Secretaría para la Comunicación estará dirigida por el Secretario de dicho Dicasterio, Mons. Lucio Adrián Ruiz.
Esta renuncia se produce una semana después de que la agencia de noticias Associated Press publicara la “presunta manipulación” fotográfica de una carta escrita por el Papa Emérito Benedicto XVI con motivo de la publicación de la colección “La teología del Papa Francisco”.
Según este medio internacional, la Secretaría para la Comunicación de la Santa Sede habría alterado “notablemente el significado de las citas” del Papa Emérito.
En su carta de renuncia dirigida al Santo Padre, Mons. Viganò señaló que “en estos últimos días se han producido muchas polémicas en relación a mi trabajo que, más allá de las intenciones, desestabiliza el complejo y gran trabajo de reforma que usted me confió en junio de 2015, y que ahora, gracias a la contribución de muchísimas personas, afronta su tramo final”.
“Por respeto a las personas que han trabajado estos años conmigo, y para evitar que mi persona pueda, de algún modo, retrasar, dañar o incluso bloquear lo establecido por el Motu Proprio L’attuale contesto comunicativo del 27 de junio de 2015, y, sobre todo, por el amor a la Iglesia y a usted, Santo Padre, le pido que acepte mi deseo de apartarme, permaneciendo, si usted lo desea, disponible para colaborar en otras modalidades”.
El Pontífice, por su parte, aceptó la renuncia mediante otra misiva dirigida a Mons. Viganò en la que indicó que “respeto su decisión y acojo, no sin cierto pesar, su dimisión como Prefecto”.
“Le pido que permanezca en el Dicasterio, para lo cual le nombro Asesor del Dicasterio de la Comunicación para poder dar su contribución humana y profesional al nuevo Prefecto en el proyecto de reforma querido por el Consejo de Cardenales, por mí aprobado y regularmente compartido”.
Finalmente, el Santo Padre aseguró que “la reforma de la Iglesia no es tanto un problema de organigramas como, sobre todo, de la adquisición de un espíritu de servicio”.