El Vaticano firmó el Tratado sobre la prohibición de las armas nucleares adoptado el 7 de julio de 2017 por la Conferencia de las Naciones Unidas.
En nombre de la Santa Sede y del Estado de la Ciudad del Vaticano, el Secretario Pontificio para las Relaciones con los Estados, Mons. Paul Richard Gallagher, ratificó el acuerdo en el Palacio de las Naciones Unidas en Nueva York el miércoles 20 de septiembre.
Este Tratado supone un instrumento jurídicamente vinculante en la prohibición de las armas nucleares.
En su discurso ante la Asamblea General de la ONU, Mons. Gallagher indicó la urgencia de que este Tratado entre en vigor “considerando las amenazas a la paz, los continuos desafíos que plantea la proliferación nuclear y la modernización de los programas armamentísticos de países con armas nucleares”.
En concreto, citó “el aumento de las tensiones con Corea del Norte con su creciente programa nuclear”.
Lamentó el constante empleo de lenguaje amenazante y de una muestra de poder nuclear como forma de intimidación: “Debemos dejar atrás las amenazas nucleares, el miedo, la superioridad militar, la ideología y el unilateralismo que nos traen reminiscencias de la Guerra Fría”.
Por ello, llamó a incrementar los esfuerzos para lograr el desarme nuclear, aunque reconoció que “no nos hacemos ilusiones sobre los retos que implica lograr un mundo libre de armas nucleares”, en vista de los recientes desafíos planteados por los países que promueven la proliferación nuclear y los programas de modernización armamentística.
El Prelado recordó que “las armas nucleares ofrecen una falsa sensación de seguridad. Las armas nucleares no pueden crear un mundo estable y seguro. La paz y la estabilidad internacional no se pueden fundamentar en la amenaza de la destrucción mutua y en la aniquilación”.
Según lo estipulado, el Tratado entrará en vigor para la Santa Sede y para el Estado de la Ciudad del Vaticano 90 días después de la ratificación del documento.